Fotos: Williams Ramírez
Williams Ramírez / Periódico Bolivia
Es una iniciativa que une el encanto “retro” de las clásicas “mariquitas” de papel y las combina con la muñequería para obtener un modelo de personaje de las coloridas y delirantes culturas bolivianas.
El Proyecto Educativo Muñeclon nació hace cinco años, cuando Boris Zuazo Meneses, quien tocaba música autóctona en ese entonces, fue motivado por la cultura del país y vio que en los pueblos que visitaba no existían recuerdos de sus estadías en esos lugares. Buscaba muñecos para guardarlos como recuerdos, pero sólo hallaba algunos de plástico como Barbies, pero nada con relación a la cultura nacional.
La idea le fue dando vueltas en la cabeza, hasta que al retornar a la ciudad en bus empezó a dibujar bocetos de muñecos de los danzarines que veía, los cálidos colores de las prendas y la hábil mano de quien los confeccionaba culminaron en diseños impactantes, tradicionales y llamativos.
El pujllay es una manifestación folklórica pura al mantener su pesado danzar, su música de tono melancólico y aun monótono, y el canto solitario del campesino que trata de expresar su amor a una moza, todo contemplado en un muñeco.
Boris estudiaba arquitectura y sus conocimientos le ayudaron a trabajar en el proyecto. Un día, munido de un lápiz comenzó a dibujar y darle forma a sus creaciones de coloridos trajes.
Entonces nació la idea de, además de dibujar los trajes típicos, llevar este emprendimiento a otro nivel. Ideó hacerlo sobre una tela para que los niños pudieran cortar y coserlos para fabricar de forma lúdica sus propios muñecos.
La idea es sencilla, los modelos sobre la tierra deben ser cortados por los niños, quienes además deben buscar el relleno y coserlos para confeccionar su muñeco, con sus propias manos.
Al adquirir el kit, el tierno desafío está planteado para que los padres enseñen destrezas con el hilo y la aguja, tanto a niñas como a niños, esto crea también un vínculo paternal mediante un acto de amor de enseñar.
El hecho de coser la tela es un aprendizaje, los niños adquieren una nueva habilidad que podría ser provechosa con los años, cuando las jovencitas quieran diseñar su propia ropa a la moda, o los jóvenes requieran arreglar alguna prenda.
“Empecé con cinco modelos y después de constatar el gran interés por el producto amplié la variedad de danzas por el acervo cultural que demanda la predilección de la gente”, explicó Zuazo.
La idea fue dividida en dos grupos, el autóctono y el folklórico, y allí nacieron los muñecos del Jacha Tata Danzante de la región de Umala y también de la provincia Omasuyos, el choquela procedente de la comunidad Huari Huari y el sullpi potosino. Después, la diablada, caporales, cueca cochabambina o el huayñito, también incursionó en las tierras bajas con el toba o el arete guasu del pueblo guaraní, lo que despertó más interés de la gente.
Para confeccionar cada modelo, Zuazo estudia las culturas, por ejemplo, el modelo de quena quena mollo contempla una iconografía tanto aymara como quechua, creando un sincretismo único en la región.
El proyecto cultural de Zuazo fue reconocido por organizamos internacionales para obsequiar el set a los niños y éstos puedan manufacturar sus propios muñecos que además sirven como herramienta didáctica, no sólo para explicar el origen de la danza, sino para interactuar en escenarios como un diorama o hacer videos en stop motion, que es una técnica de fotografías en las que los muñecos se mueven milímetros para lograr fusionarlos en un video que puede ser educativo o simplemente divertido.
La iniciativa cultural de a poco cobró vida, y Zuazo fue invitado a proyectos como el Virtual Educa en Sucre, destinado al intercambio de experiencias educativas y la participación de miles de profesores, o el Encuentro Plurinacional Educa Innova, que es un espacio de producción de conocimientos y de intercambio de experiencias, propuestas y buenas prácticas educativas en el uso y aplicación de las tecnologías de información y comunicación (TIC), auspiciado por el Ministerio de Educación y la fundación alemana Herrman, que colaboró llevando la iniciativa a colegios periurbanos de bajos recursos para los niños.
Muñeclon cuenta con un registro de autoría en el Servicio Nacional de Propiedad Intelectual (Senapi) y existe la prerrogativa de elaborar más muñecos con otras danzas, actualmente son 35 modelos netamente culturales que se amplían al menos en un par a la semana con la esperanza de llegar al menos a 100 para abarcar un abanico vistoso que llegue a todo el país.
La pandemia, como a muchos emprendimientos, frenó a Zuazo, las tiendas que ofrecían sus muñecos cerraron y hoy el proyecto vive en las ferias itinerantes donde expone la gama de muñecos que pueden ser comprados directamente del productor.
“Estoy consciente de que la cultura es un proceso infinito, la cultura va a sobrevivir incluso a nosotros y se va a preservar, considero que lo que estoy planteando es un legado”, manifestó Zuazo.
Reinventándose en pandemia
El año pasado, Boris perdió a su novia, una enfermedad autoinmune se la arrebató. El proyecto era también parte de ella. Por ese motivo, el arquitecto de profesión decidió rendirle un emotivo homenaje. Inmortalizó a Ivonne Monasterios Saavedra en una muñeca con alas, vestida de caporal.
“Hacer una muñequita de ella también es un legado, se queda en mi memoria como un elemento al que puedo abrazar a diferencia de una fotografía a la cual yo sólo puedo contemplar”, explica.
Es precisamente esa idea que le hizo reinventarse en pandemia al considerar que un muñeco puede usarse para mitigar el dolor de una pérdida.
Es por eso que hoy ofrece también muñecos de seres queridos que sean inmortalizados en tela y que puedan servir, especialmente para los más pequeños, a entender la pérdida de un familiar.
La hermenéutica es simple, se lleva la foto de quien ya no está en este mundo y Boris la redibuja e imprime en la tela para confeccionar el muñeco que pueda ayudar a sentir al ser querido cerca de uno.
El modelo de quena quena mollo contempla una iconografía tanto aymara como quechua, creando un sincretismo único en la región. En el catálogo es acompañado de su warmi.
“Puede funcionar para que los niños no sientan tan fuerte esa ausencia y que jueguen con cariño con quienes les dieron hermosos momentos, así pueden pasar el duelo de manera gradual. El dolor tiene dos naturalezas, queda la ausencia y quedan las enseñanzas del tiempo en que estuvieron con nosotros”, expresó Boris.
Como una forma de enganchar con los infantes se diseñaron también 37 modelos entre superhéroes, cholitas cachiscanistas, el kallawaya, el ekeko o kusillo, todos para despertar la imaginación de los niños para que puedan crear historias con los personajes que conocen de caricaturas, pero también de personajes que son completamente ajenos a ellos y que son parte de la cultura del país donde viven.
El Proyecto Educativo Muñeclon se encuentra en Facebook o en el celular 60148100 para pedidos o para inmortalizar a un ser querido.
Objetivos y logros del Muñeclon
Llegar al potencial máximo a nivel educativo, creativo y lúdico, apelando al entusiasmo y complicidad entre padres y niños, educando con amor.
Lograr potenciar la habilidad psicomotriz fina que le permitirá al niño posteriormente expresarse desde la técnica manual con hilo y aguja, haciendo de cada trazo de tela un pedazo de arte.
Se busca capacitar en igualdad de género para que los niños puedan valerse por sí mismos.
Se han vendido más de 4.000 kits de armado de muñecos y obsequiado la fibra de relleno procedente de peluches, edredones y chamarras viejas reciclándolas.
Según un sondeo on line post venta, 1.200 niños se animaron a reparar sus propias prendas, promoviendo el ahorro familiar.